La influenza (gripe) y el COVID-19 son enfermedades respiratorias contagiosas, pero son provocadas por virus diferentes. El COVID-19 es causado por la infección de un nuevo coronavirus (llamado SARS-CoV-2) y la influenza es causada por la infección de los virus de la influenza.
Ambos virus se transmiten por contacto, gotitas y fómites. Como resultado, las mismas medidas de salud pública, como la higiene de las manos y la buena conducta respiratoria (toser en el pliegue del codo o en un pañuelo y desecharlo de inmediato, uso de cubrebocas al salir de casa), son acciones importantes que pueden tomarse para prevenir ambas infecciones.
La velocidad de transmisión marca una diferencia importante entre ambos virus. El virus de la influenza tiene un periodo de incubación medio más corto (el tiempo que pasa desde la infección hasta la aparición de síntomas) y un intervalo de serie más corto (el tiempo transcurrido entre casos sucesivos) que el virus de la COVID-19. Se estima que el intervalo de serie del virus de la COVID-19 es de entre 5 y 6 días, mientras que en el caso del virus de la influenza es de 3 días. Esto significa que la influenza puede propagarse más rápidamente que la COVID-19.
Además, la transmisión en los primeros 3 a 5 días de la enfermedad, o transmisión potencialmente presintomática transmisión del virus antes de la aparición de síntomas, es un importante factor de transmisión de la influenza.
Se calcula que el número de infecciones secundarias generadas a partir de un individuo infectado es de entre 2 y 2,5 para COVID-19, mayor que para la influenza. Sin embargo, las estimaciones tanto para COVID-19 como para los virus de la influenza son muy específicas del contexto y el período de tiempo, lo que dificulta las comparaciones directas.
Los virus de la influenza son más comunes durante los meses de otoño e invierno. La época y la duración exactas de las temporadas de influenza pueden variar, pero la actividad de la influenza a menudo comienza a aumentar en octubre. La mayoría de las veces el periodo de mayor actividad transcurre entre diciembre y febrero, aunque la actividad puede durar hasta finales de mayo.
Los virus A y B de la influenza humana causan una epidemia estacional de la enfermedad (conocida como temporada de influenza) casi todos los inviernos.
Los síntomas incluyen: fiebre mayor de 38.5 ºC, cefalea intensa, tos, dolor muscular y articular con gran ataque al estado general; también se puede presentar dolor faríngeo, náusea, vómitos y diarrea. Se transmite fácilmente de persona a persona al hablar, por estornudos o tosiduras y puede ser confundida con el cuadro de catarro común o influenza estacional, el cual es causado por virus de otras familias.
RECOMENDACIONES GENERALES PARA LA POBLACIÓN:
- Cubrir nariz y boca con un pañuelo desechable al toser o estornudar y desecharlo en una bolsa de plástico que deberá mantener cerrada.
- Si no tiene pañuelo, utilizar el ángulo interno del codo.
- Lavado de manos con agua y jabón frecuentemente, si no es posible, uso de alcohol-gel.
- Evitar tocar sus ojos, nariz y boca.
- Evitar asistir a lugares concurridos.
- Invariablemente, evitar saludar de mano, de beso o de abrazo.
- Evitar escupir en el suelo y en otras superficies expuestas al medio ambiente.
- No compartir vasos, platos y cubiertos, así como alimentos, bebidas y utensilios de aseo personal. 9. Seguir las recomendaciones del médico y no automedicarse.
La forma más eficaz de prevenir complicaciones graves es con la vacunación. A pesar de que existe una vacuna con una efectividad moderada dada la continua variación de los virus circulantes que requiere actualizar anualmente su composición, se estima que solo la mitad de la población en riesgo se la aplica cada año en los países de la región que reportan datos. (OMS)
Referencias