El accidente cerebrovascular, también llamado ictus, es la principal causa de daño cerebral adquirido. Se produce por la ruptura de un vaso sanguíneo que lleva la sangre al cerebro, provocando que las células nerviosas no reciban oxígeno y dejen de funcionar.
Tras un evento vascular cerebral, se debe valorar al paciente no solo en cuestión motora, sino también en cuanto a la percepción, comunicación, memoria, resolución de problemas y la toma de decisiones, ya que frecuentemente los pacientes presentan deterioro cognitivo y demencia. 1
Según datos del comité de estadísticas de epidemiología y prevención del consejo de la asociación estadounidense del corazón y del subcomité de estadísticas de accidentes cerebrovasculares, se presentaron alrededor de 79,5000 ictus nuevos o recurrentes en los Estados Unidos en 1999 y en 2019 reportaron que cada día hay 2,396 muertes por enfermedad cardiovascular.
Riesgos después de un ictus
Los mismos factores de riesgo que contribuyen a las enfermedades cardíacas, que son la principal causa de muerte en el mundo, también afectan o se relacionan con la prevalencia de los eventos vasculares cerebrales.
Por esta razón, se ha nombrado como “síndrome de accidente cerebrovascular-corazón, síndrome ictus-corazón o síndrome de ACV-corazón”.
Los pacientes que sobreviven a un ictus, tienen mayor riesgo de morir por un infarto al miocardio u otro evento vascular cerebral dentro de los 5 años posteriores; sin embargo, los eventos a largo plazo (más de 5 años), están menos descritos, donde se incluyen alteraciones cardíacas secundarias y la muerte, ya que el tratamiento específico a largo plazo es escaso. 2
En estudios aleatorizados controlados en pacientes atendidos durante el ictus isquémico, el 20 % presentaron episodios graves cardíacos, principalmente dentro de las primeras 72 horas después del ictus.
Ictus – Corazón
Las manifestaciones clínicas del síndrome ictus-corazón, tienden a originarse a partir de alteraciones en la función y en la estructura de la red neurovegetativa central, que a través de regular el flujo de salida simpáticovagal al corazón, modula la adaptación fisiológica de la función cardiovascular.
La activación simpática está principalmente en la corteza prefrontal, cingulada anterior, las cortezas insular derecha anterior e izquierda posterior y la amígdala. En el ictus isquémico es frecuente que estas zonas se afecten debido a que su riesgo sanguíneo es a través de la arteria cerebral media.
La corteza insular constituye la representación cortical de la conciencia interoceptiva y se conecta con la corteza cingulada anterior, que está involucrada en producir las respuestas al estrés de la presión arterial y la frecuencia cardíaca.
La amígdala modula la respuesta cardiovascular a estímulos emocionales agudos y también participa en el procesamiento de las emociones (miedo y ansiedad). 3
En un estudio cohorte retrospectivo donde se incluyeron 365, 383 pacientes ≥ 18 años con ictus isquémico, se utilizaron registros anónimos médicos electrónicos de 53 centros de atención médica, con seguimiento de 5 años.
Resultados:
- El 11% de los pacientes desarrolló síndrome coronario agudo
- 9 % fibrilación/aleteo auricular
- 6 % insuficiencia cardiaca
- 1 % arritmias ventriculares graves
- 0,1 % síndrome de Takotsubo dentro de las 4 semanas posteriores al accidente cerebrovascular isquémico
Los pacientes con ictus y complicaciones recién diagnosticadas cardiovasculares tienen más de un 50 % de presentar otro evento vascular cerebral a los 5 años.
Las limitaciones que presentó el estudio, fue que, al tratarse de un estudio de análisis retrospectivo, no está claro si las complicaciones cardíacas que se diagnosticaron fueron causadas por un evento vascular cerebral o contribuyeron al ictus.
La fisiopatología de este síndrome se debe a la alteración de la estructura y la funcionalidad inducida por el evento vascular cerebral en la red autonómica central, provocando una desregulación del control cardíaco neural normal, que puede causar; necrosis miocárdica, disfunción microvascular, por la isquemia mayor demanda coronaria y alteraciones en el ritmo cardíaco. Todas estas alteraciones cardíacas asociadas con el ictus se le conoce como el síndrome de ictus-corazón. 2
Ejemplo:
En un estudio descriptivo con 126 pacientes hospitalizados para rehabilitación que sobrevivieron a un ictus, se les realizaron pruebas y se clasificaron como deterioro cognitivo a pacientes con puntuaciones por debajo del punto de corte con test minimental de Folstein (< 24) o prueba del reloj a la orden (< 7), donde el 51.6 % presentó deterioro cognitivo y los factores con mayor relación o que explican la presencia del deterioro cognitivo son el estado neurológico, la depresión y la edad. 4
Derivado a esta revisión se deberían implementar terapias de reparación y protección cerebral.
Una alternativa es el uso de los neuropéptidos, que son proteínas pequeñas y se expresan en el sistema nervioso central, tiene la función de neurotransmisores, neuromoduladores y neurorreguladores. Se ha demostrado que participan en funciones neurofisiológicas y condiciones neuropatológicas.
Factores tróficos
Los factores tróficos son los responsables de activar las vías de señalización intracelular que están relacionados con la supervivencia, la diferenciación celular y la plasticidad neuronal, por lo general están implicados en procesos degenerativos y juegan un papel importante en el proceso apoptótico celular.
Éstas regulan el número final de neuronas y conexiones del sistema nervioso, ya que un mismo tipo de neurona puede responder a varios factores tróficos y un determinado factor neurotrófico puede afectar diversos grupos neuronales.
Debido a esto, se han descrito diversos tipos de factores tróficos que son clasificados respecto a la similitud aminoacídica y su función, como las neurotrofinas (NTF) que están relacionadas estructuralmente.
La principal función de ésta familia son los procesos de neurogénesis, sinaptogénesis, diferenciación y migración celular. Las neurotrofinas en etapa adulta están asociados a la plasticidad neuronal y a su vez están relacionadas con el aprendizaje, la memoria y la potenciación neuronal. 5
En un estudio prospectivo, multicéntrico, aleatorizado, doble ciego, controlado con placebo y de grupos paralelos estandarizado durante 21 días, con inicio las primeras 72 horas posteriores al inicio del ictus.
Un grupo de pacientes fueron tratados con Cerebrolysin (principio activo basado en neuropéptidos producidos mediante proceso biotecnológico de purificación de proteínas derivadas de encéfalos de porcino) y el otro grupo con placebo (solución salina), además los pacientes recibieron rehabilitación junto con el tratamiento o el placebo respectivamente.
El criterio principal de valoración fue la puntuación del Action Research Arm Test en el día 90, la puntuación de la prueba indicó una gran superioridad de Cerebrolysin en comparación con el placebo, el cual fue bien tolerado y seguro, comparable con placebo, con un efecto benéfico sobre la función y el resultado global en pacientes de rehabilitación temprana después de un accidente cerebrovascular. 6
“La Asociación Estadounidense de Accidentes Cerebrovasculares recomienda un plan personalizado de prevención para todos los sobrevivientes de ACV”.