Los trastornos de alimentación son problemas graves de salud mental y son muy complejos, lo que los convierte en extremadamente peligrosos para la salud, poniendo en riesgo la vida de la persona afectada. La OMS (Organización Mundial de la Salud), afirma que se trata de un problema de salud que afecta más a las mujeres que a los hombres, aunque en los últimos años, también se ha observado un incremento alarmante en los varones que sufren estos tipos de trastornos.
En la actualidad es la 3 enfermedad crónica con más prevalencia entre la población juvenil, de 12 a 24 años de edad. Este tipo de trastornos afectan negativamente la salud, las emociones y la capacidad de desempeñarse en áreas importantes de la vida.
Los trastornos de alimentación suelen tener características similares, tales como:
- Ingesta de alimentos insuficiente o excesiva
- Preocupación excesiva por la imagen y/o el peso corporal.
- Es la tercera enfermedad crónica con más prevalencia entre la población juvenil.
- Hábitos alimenticios negativos o dañinos.
Los principales trastornos alimenticios son: anorexia nerviosa, bulimia nerviosa, trastorno alimentario compulsivo y trastorno por restricción o de ingesta limitada.
En México se estima alrededor de 22 mil casos cada año, de trastornos alimenticios, siendo los jóvenes entre 13 y 18 años, los más afectados. Entre los principales trastornos están; la anorexia nerviosa, la bulimia y comer compulsivamente.
10% de las mujeres en México, tienen algún trastorno alimenticio y el 1% tendrá consecuencias severas e inclusive mortales. Estos trastornos mentales, tienen la mayor tasa de mortalidad; se calcula que el 10% de los jóvenes con anorexia y el 17% con bulimia han intentado suicidarse.
¿Cómo detectar un trastorno alimenticio?
Los principales síntomas los podemos dividir en 3 categorías:
Alimentación: pueden ser diferentes hábitos alimenticios, desde la restricción total de alimentos hasta la ingesta compulsiva y desmesurada, pudiendo agregarse vómitos autoprovocados
Emocionales: las personas que padecen este tipo de trastornos, generalmente presentan angustia, compulsión, culpa, ansiedad y depresión. Adicionalmente encontramos una preocupación excesiva sobre su imagen corporal y habitualmente son personas con baja tolerancia a la frustración y baja autoestima.
Físicos: dependiendo del trastorno, el cuerpo sufre importantes cambios en el peso corporal, agregándole afectaciones sobre la masa muscular y masa grasa. Y de acuerdo con la gravedad del trastorno puede existir mal funcionamiento del tracto digestivo, alteraciones hormonales, alteraciones en piel y mucosas, así como pérdida de masa ósea entre otros.
Conductas sospechosas:
- Saltarte comidas o dar pretextos para no comer
- Adoptar una dieta demasiado restrictiva
- Centrarse excesivamente en la alimentación saludable
- Alejarse de las actividades sociales normales
- Atacarse a uno mismo constantemente por estar gordo y hablar sobre dietas y tips para bajar de peso
- Mirarse con frecuencia al espejo y criticarse
- Comer frecuentemente grandes cantidades de dulces o de alimentos con alto contenido de grasas y azucares
- Tomar suplementos dietéticos, laxantes o productos herbarios para bajar de peso
- Ejercitarse en exceso
- Provocarse el vomito constantemente
- Pérdida del esmalte dental
- Ir al baño durante las comidas
- Expresar depresión, enojo, vergüenza o culpa respecto a los hábitos de alimentación
- Esconderse para comer
¿Cuáles son los factores de riesgo?
- Desconocimiento sobre nutrición: la gran mayoría de las personas aprenden sus hábitos alimenticios dentro de su núcleo familiar, pero en muy pocas ocasiones hay un verdadero conocimiento básico de temas de nutrición en las familias mexicanas.
- Antecedentes familiares: la exposición de modelos familiares con este tipo de trastorno durante la infancia incrementan el riesgo a desarrollarlo.
- Enfermedades psiquiátricas: trastorno de ansiedad, depresión o trastorno obsesivo compulsivo.
- Entornos de alta presión social: en general durante la adolescencia se va desarrollando una sociabilidad fuera del grupo familiar y la presión para ser aceptado es mayor durante esa etapa de la vida.
- Redes sociales: actualmente la exposición a las redes sociales somete a los adolescentes y adultos jóvenes a un bombardeo constante de imágenes y vidas artificiales, idealizadas y estilizadas, estándares de belleza irreales que deforman la visión que los jóvenes tienen del mundo y de ellos mismos.
La mejor prevención es mantener un acercamiento emocional con nuestros hijos, para orientarlos y poder detectar a tiempo alguna conducta sospechosa en caso de presentarla.
Si te preocupa que tu familiar o conocido, pueda tener un trastorno de alimentación, busca ayuda profesional. Recuerda que la ayuda psiquiátrica para este tipo de trastornos, es esencial y siempre debes buscar la opinión de un médico para iniciar cualquier tipo de tratamiento.