No existe un momento oportuno para sufrir un infarto cerebral (EVC), una de cada cuatro personas en el mundo sufrirá uno. México ocupa el tercer lugar en causa de muerte y el segundo de discapacidad en adultos mayores. Por lo que reconocerlo, diagnosticarlo y tratarlo rápidamente lo significan todo.
El EVC también es conocido popularmente como embolia cerebral o derrame cerebral. Los infartos cerebrales se dividen básicamente en 2 grupos, isquémicos y hemorrágicos y aproximadamente las personas tienen 4.5 horas para actuar (tiempo ventana), conforme transcurre el tiempo el daño es más severo y algunos tratamientos ya no se pueden aplicar.
Sí detectamos, diagnosticamos y tratamos, podemos salvar vidas.
En el periodo ventana, si el evento cerebrovascular es del tipo isquémico (agudo o transitorio) provocado por el bloqueo de una arteria, se puede resolver con fármacos específicos, teniendo un buen pronóstico general.
Sin embargo, si el EVC es de tipo hemorrágico, como ocurre en el 20% de los casos, será necesario la realización de complejas intervenciones quirúrgicas, las que además de tener un pronóstico impreciso, requieren una rehabilitación lenta e impredecible, pero detectando a tiempo, podemos hacer una diferencia de vida o muerte, en estos casos
Generalmente, los infartos cerebrales se asocian con secuelas que afectan gravemente la calidad de vida de los pacientes, las más comunes son:
- Falta de movimiento
- Pérdida de memoria
- Dificultades del habla
- Problemas emocionales
Aproximadamente, la mitad de los pacientes que sobreviven a esta condición de salud, queda con un mayor o menor grado de discapacidad funcional y un tercio de ellos precisa ayuda de sus familiares o cuidadores para realizar sus actividades diarias.
Como ya lo mencionamos, el tiempo es un factor clave durante un EVC, por esta razón adquiere especial importancia el lanzamiento de Estrategias como Camaleón, acrónimos derivados que funcionan para detectar rápidamente los síntomas de Ca (Cara Colgada) Ma (Mano pesada) Le (Lengua trabada) y On, (ponerse en acción), iniciativa liderada por las autoridades del Sistema de Transporte Colectivo (STC) en colaboración con la Sociedad Mexicana de Medicina de Emergencia.
Teniendo como objetivo el de reconocer rápidamente si algún usuario está sufriendo un evento de este tipo, y qué procedimiento deben seguir para asistirlo y canalizarlo con un especialista. Un equipo de médicos especializados capacitaron a 250 trabajadores del Metro de la CDMX que tienen contacto directo con los usuarios de los servicios de transporte, entre los que se incluyen miembros de la Policía Bancaria e Industrial (PBI); Policía Auxiliar (PA), Inspectores Jefes de Estación, técnicos en primeros auxilios de Seguridad Industrial e Higiene y trabajadores de Protección Civil, los que idealmente deberán actuar como replicadores de la capacitación recibida, llevándola a un mayor número de empleados.
Felicitamos la labor que están realizando para educar a la población mexicana con respecto a este tema e invitamos a las personas a informarse con más detalle, de todas las acciones que pueden realizar para prevenir y actuar en el caso de un EVC.
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